El origen del cartón ondulado
Este omnipresente material se inventó en el siglo XIX para reforzar los sombreros de copa
El cartón ondulado está presente hoy en día en nuestra vida cotidiana. Lo vemos en el mercado en las cajas de la fruta, en los camiones de reparto de mensajería, en los paquetes que traen piezas o materias primas a la industria. Aunque la omnipresencia de este material nos haga pensar que ha existido toda la vida, lo cierto es que no se inventó hasta mediados del siglo XIX y su primer uso dista bastante del que conocemos hoy día.
Todo comenzó en 1856, en Inglaterra, cuando Edward G. Healy y Edward E. Allen patentaron un proceso con el que plisaban papel, dándole una forma ondulada. El objetivo era introducir este papel en el interior de los sombreros de copa para hacerlos más duraderos y cómodos de usar.
No fue hasta casi 20 años más tarde cuando se le comenzó a dar un uso más aproximado al que conocemos hoy en día, el de utilizarlo para proteger mercancía debido a su gran resistencia y su capacidad de absorción de los golpes. En 1871 Albert L. Jones fue el primero en utilizar papel corrugado como embalaje protector. Lo utilizó para envolver botellas de vidrio y chimeneas de lámparas de queroseno. Este material las protegía mejor que las telas y era mucho más higiénico y limpio que el serrín con el que se rellenaban las cajas para amortiguar los golpes y proteger la mercancía.
Otro estadounidense, Oliver Long, introduce en 1874 mejoras a la patente de Jones añadiendo dos hojas o forros al papel corrugado. Con ello se mantenía la flexibilidad y se reforzaban las propiedades de amortiguación del papel sin que las ondas perdieran su forma. El cartón ondulado había nacido tal y como hoy lo conocemos, pero todavía no se había explotado todo su potencial.
Las primeras cajas fabricadas con papel ondulado se produjeron en Estados Unidos en 1894 de la mano de Henry Norris y Robert Thompson. Un año después se las vendían a Wells Fargo para propósitos de envío. Estas cajas de cartón no solo eran más baratas y ligeras, frente a las tradicionales de madera; sino que, además, eran más fáciles de almacenar. Pero a pesar de sus innumerables ventajas, estas cajas no se ganaron las simpatías de los transportistas de Wells Fargo que no confiaban en su resistencia y robustez.
Finalmente, la experiencia y su uso demostraron que las cajas de cartón ondulado suponían un embalaje idóneo por sus características: ligereza, versatilidad, costes ajustados y resistencia. Su popularidad fue creciendo a principios del siglo XX y ha llegado intacta hasta nuestros días, donde son sinónimo de confianza y sostenibilidad.
En DS Smith Tecnicarton trabajamos a diario por dotar a este espectacular material, el cartón ondulado, con nuevas configuraciones innovadoras que lo mejoren y se adapten a las necesidades de nuestros clientes.
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