El plástico, material irrenunciable y gran industria valenciana
El primer compuesto se remonta a principios del XX y, sin él, hoy no habría ‘smartphones’ ni airbags. El intituto tecnológico Aimplas lidera la innovación del sector desde la Comunitat
El plástico está presente cada vez en más objetos del día a día de las personas. Sin él no existirían los ya imprescindibles ‘smartphones’, las tabletas o las televisiones o elementos de seguridad vial como los airbags de los automóviles o los cascos para circular en moto. Este material es esencial en el cuidado de la salud, ya que más de la mitad del instrumental médico utilizado actualmente se fabrica con este compuesto.
Gracias al plástico se han desarrollado innovadores envases que permiten que los alimentos se conserven en mejores condiciones y durante más tiempo. Desde sectores como el del transporte o la construcción contribuyen a cuidar del medio ambiente, ya que reducen las emisiones de CO2 de los vehículos que cada vez son más ligeros y mejoran la eficiencia energética de los edificios. Incluso contribuyen a batir nuevos récords en el mundo del deporte gracias a los nuevos materiales.
En 1850 la goma del látex hizo posible contar con el primer cable de telégrafo submarino. Después vendrían la película fotográfica y tejidos como el rayón, la producción masiva de discos para gramófono o el plástico obtenido a partir de la caseína de la leche. El primer plástico totalmente sintético lo encontramos a comienzos del siglo XX con la comercialización de la baquelita.
El centro investiga sobre resistencia al fuego, conductividad eléctrica y fuentes renovables
La Comunitat Valenciana será protagonista de la historia del plástico en el siglo XXI. En el año 2005, Aimplas (Instituto Tecnológico del Plástico) y un consorcio de entidades entre las que se encontraba la empresa alicantina Faperin, consiguieron desarrollar una nueva generación de materiales plásticos con conductividad eléctrica. El proyecto fue de tal relevancia que se consideró un hito en la evolución del plástico y sirvió de punta de lanza para que otras entidades investigaran en esta dirección.
Todo este tejido industrial, cuenta con el apoyo tecnológico de Aimplas desde hace 25 años. Con sus más de 8.500 metros cuadrados de instalaciones, equipados con la última tecnología, y con una plantilla de 120 empleados, el centro tiene como objetivo mejorar la competitividad de las empresas, fundamentalmente a través de proyectos de I+D+i.
Como resultado de su actividad, Aimplas ha desarrollado envases más económicos, más sostenibles y más seguros para el envasado de alimentos y cosméticos. De la colaboración con las empresas de automoción ya han surgido innovaciones para mejorar las propiedades de los plásticos en los vehículos (resistencia al rayado o conductividad eléctrica) y para minimizar las emisiones e incorporar materiales procedentes de fuentes renovables como el lino, el cáñamo o residuos de la industria papelera.
Para la construcción el centro trabaja en el desarrollo de plásticos inteligentes, con nuevas propiedades, como la conductividad eléctrica o térmica, resistencia al agua y al fuego e incluso propiedades antimicrobianas. El uso de materiales reciclados es también uno de los objetivos que es ya realidad en los elementos del mobiliario urbano.
Aimplas mantiene, además, el liderazgo como laboratorio para el control de calidad y la innovación de las empresas (actualmente es el primer centro español en oferta de ensayos acreditados por ENAC para la industria del plástico), dispone del único sistema de vigilancia tecnológica e inteligencia competitiva para el sector, y con 150 acciones formativas al año y más de 2.300 alumnos se ha consolidado como referencia también en el área de preparación profesional específica.
La industria del plástico de la Comunitat Valenciana ha escrito una página en la historia de estos materiales y con el apoyo de Aimplas como socio tecnológico sigue forjando el futuro de este sector en el día a día. La biotecnología, los materiales composites, la fabricación aditiva, las tintas funcionales, la impresión 3D o la nanotecnología, son campos en los que la industria sigue trabajando y que están revolucionando el mundo de los plásticos al dotarlos de propiedades como la resistencia al fuego e incluso la capacidad de autorrepararse.
Fuente: «Las Provincias»
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